Este fenómeno tiene un nombre y es la demonización de la clase trabajadora. Va calando, poco a poco, en todas las capas de la sociedad. Los poderosos se valen de los medios de comunicación para desprestigiar a los pobres y en el mejor de los casos los compadecen o apoyan con grandes proyectos caritativos. Culpan a los parados de no querer trabajar en lo que sea, a los extranjeros de recibir ayudas sociales, a los jóvenes de ser unos malcriados y así convierten a las víctimas en culpables. Antes los héroes eran los hombres y mujeres que madrugaban para levantar el país, ahora son los deportistas de élite, los emprendedores, los grandes empresarios... No hay más que fijarse en esas series televisivas que tanto éxito tienen y que dibujan a los humildes como incultos y degenerados.
Ésas son mis raíces pero, naturalmente, admiro y admito en la lucha por la igualdad al que tenga otras, sean las que sean.
Piedad Valverde López
Presidenta Ateneo Riojano
