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Las relaciones entre la población autóctona y las personas inmigrantes tienen lugar en el marco de una categorización, no siempre explícita, que opera configurando una escala de distancia social que diferencia entre inmigrantes más o menos cercanos a la cultura de la sociedad receptora en función de sus distintos orígenes nacionales. Todas las sociedades construyen y sostienen esquemas típico-ideales que aplican a las personas inmigrantes en función de diversos factores, diferenciando en la práctica entre categorías de inmigrantes. Entre esos factores, uno de los más determinantes es la supuesta afinidad o distancia sociocultural que pueda existir entre la sociedad receptora y las personas inmigrantes a partir del origen nacional. El resultado es una jerarquización de las personas inmigrantes en función de su mayor o menor proximidad a nuestra supuesta identidad etnocultural. Nos encontramos ante una perspectiva y un discurso que construyen la diferencia cultural de los inmigrantes mediante un doble movimiento: por un lado, atribuyéndoles determinadas características supuestamente compartidas por todas aquellas personas con un mismo origen nacional; por otro lado, contrastando esa identidad colectiva con la identidad colectiva propia de la sociedad receptora. A partir de esta operación de categorización algunos inmigrantes (más unos que otros) pueden llegar a ser definidos como «culturalmente incompatibles». En esta investigación interesa indagar particularmente en ese «más unos que otros».