Kersten se convirtió, en 1939, en el médico personal de Heinrich Himmler, al ser el único que le podía aliviar sus dolores estomacales crónicos. Ello le permitió convertirse en su confidente y aprovechar esa amistad para intentar salvar, mediante su influencia sobre el dirigente nazi, la vida del máximo número de personas.
Su acción directa supuso la salvación de cerca de 60.000 personas y jugó un papel crucial al convencer a Himmler de que desoyera la orden de Hitler de volar los campos de concentración. Los diarios personales de Felix Kersten, publicados ahora por vez primera de forma íntegra, nos aportan información hasta hoy oculta de alguno de los entresijos más secretos de la historia del Tercer Reich: la sífilis de Hitler, su ascendencia judía, sus planes para Europa...
