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Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864 - Salamanca, 1936) posiblemente sea la personalidad más vigorosa y contundente de la Generación del 98, y la que ha tenido mayor repercusión, sobre todo por determinados elementos de discusión sobre la religiosidad y por la tensión intelectual que anima su compleja obra literaria. Su poesía es la culminación de sus tendencias más irracionalistas, moduladas por su temática religiosa; mensajes de amor que van desde los poemas religiosos hasta el sentimiento del paisaje, sustentado en unos versos desnudos de retórica siempre en busca de la emoción, del intimismo y de la ética.
"Unamuno es un poeta, un fuerte poeta. Su misma técnica es de mi agrado. Para expresarse así hay que saber mucha armonía y mucho contrapunto. Lo que parece claudicación es uno de sabio procedimiento... Eso es lo que más me gusta en él, sus efusiones, sus escapadas jaculatorias hacia lo sagrado de la eternidad". Rubén Darío