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La soledad es un fenómeno social ampliamente extendido a escala mundial y su tendencia es creciente en los últimos años. En 2021, la OMS informó de la prevalencia de la soledad en Europa y Estados Unidos, con cifras entre el 20 y el 35% entre personas mayores de 65 años y valores similares en otras regiones como Latinoamérica, China o India. Las condiciones actuales de vida, con un progresivo aumento de las personas que viven solas, el envejecimiento de la población, la extensión del individualismo y el declive de las redes de apoyo social y familiar, el aumento de la precariedad social y de las desigualdades, provocan que cada vez sean más las personas afectadas por sentimientos de soledad, lo que puede tener efectos negativos en la salud física y mental. La soledad está vinculada, además, con malos hábitos de vida, como un mayor consumo de tabaco o alcohol en exceso. Se asocia también con tasas más altas de depresión y suicidio, y a un mayor deterioro cognitivo. Además, estudios recientes indican que la soledad no deseada entre jóvenes entre 16 y 29 años es más alta que en las personas mayores (uno de cada cuatro jóvenes la sufre).
Esta obra colectiva explica con datos este fenómeno en auge y repasa distintos proyectos e iniciativas municipales que promueven actuaciones preventivas orientadas a facilitar el encuentro y la creación de vínculos interpersonales.