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El neoliberalismo es la ideología dominante de nuestro tiempo, pero a la mayoría de nosotros nos cuesta articular lo que es. Peor aún, nos han persuadido a aceptar este credo extremo como una especie de ley natural. El periodista George Monbiot y el cineasta Peter Hutchison destruyen este mito. Muestran cómo una filosofía marginal de la década de 1930 —la defensa de la competencia como rasgo definitorio de la humanidad— fue secuestrada sistemáticamente por un grupo de élites ricas decididas a proteger sus fortunas y su poder. Se desplegaron grupos de expertos, corporaciones, medios de comunicación, departamentos universitarios y políticos para promover la idea de que las personas son consumidoras más que ciudadanas. Uno de los efectos más perniciosos ha sido hacer que nuestras diversas crisis —desde los desastres climáticos hasta las crisis económicas, desde la degradación de los servicios públicos hasta la pobreza infantil rampante— parezcan no tener relación. Monbiot y Hutchison conectan los puntos y trazan una línea directa entre el neoliberalismo y el fascismo que se aprovecha de la desesperanza y la desesperación de la gente.