Este artículo es una breve reseña a propósito del curso de nociones comunes titulado La guerrilla musical. Firmada por Rubén Gozález. Periodista musical en la web La Voz en Pie, que en breve publicará su primer ensayo "Piedra contra Tijera". Anteriormente editor de la revista Club de Música y Godot.
“Música popular y política. Movimientos de lucha y músicas contra el poder. Parece difícil entender la historia sin atender a la música y el baile, a las expresiones culturales populares. El propósito de este curso es acercarse a los procesos de cambio social a partir de la música popular. Un recorrido donde nos acercaremos a Estados Unidos, América Latina, Brasil, Inglaterra y, por supuesto Europa”.
Con esta sugerente presentación, regresa a Traficantes de Sueños el curso de Nociones Comunes “Una guerrilla musical”, que apunta directamente a la clave de todo el meollo de aquellas personas que orbitamos en los márgenes del periodismo musical, sea hoy en día lo que sea eso. Porque de lo se trata al fin y al cabo es de disputar la hegemonía, y hacer quinielas sobre los cabezas de cartel de las distintas ofertas festivaleras veraniegas o informar de las novedades salidas un viernes cualquiera como un algoritmo más no creo que sea la trinchera en la que merezcamos estar.
Insisten en que saquemos la política de la música, como si de lo que se discutiera fuera en última instancia de eliminar consignas panfletarias de determinadas letras. Queremos ir más allá, porque sabemos que ellos ya están de hace mucho tiempo allí. El relato se disputa siempre, desde al menos el s. XIX que tengamos constancia, con el nacimiento de las naciones modernas y la lucha de clases tras el ascenso de la burguesía y su clase opositora, la trabajadora. Verdi fue usado como acrónimo en la unificación de Italia de Víctor Emmanuel Rey de Italia (como se usa Verde en España, porque no son ni originales), porque para sus intereses es mejor un relato de ocio o de exacerbación nacionalista que otro que sirva de cauce para canalizar frustraciones, porque cuando es capaz de enganchar con esos anhelos del pueblo la ola revolucionaria busca ser imparable. Vietnam, el Black Power, la mili, la última ola feminista… son inagotables los ejemplos de esta guerra cultural eterna.
Sabemos lo que es estar alerta y lo que no lo es, y las consecuencias que esto último trae a la cultura y el ocio. Rock against Fascism fue un fenómeno cultural importantísimo en los 70 que impidió la incorporación del fascismo y el racismo en el rock, algo que sí ocurrió en el fútbol con la violencia institucionalizada que todavía hoy persiste con ciertas pasividades institucionales, y la entrada de grupos neonazis violentos en el bakalao más destroy a mediados de los 90 jodió esta eclosión cultural rupturista con la Cultura de la Transición.
En la parte que me toca y volviendo a “Una guerrilla musical”, me acercaré esta vez a una visión diferente del folk y el blues, del primero hundiéndonos en su raíz izquierdista (de Joe Hill a Woody Guthrie, con el protagonismo de Joan Baez y de Dylan contra la guerra), para entender que el segundo no solo es el lamento de los campos de algodón (Bessie Smith, Robert Johnson), sino la evolución a una toma de conciencia necesaria para llegar al Movimiento por los Derechos Civiles de Martin Luther King (Nina Simone, Aretha Franklin). Las charlas de Patricia Godes, Marcela San Martín, Ignacio Pato, Inma Muro y Alberto Azcárate, Valentín Ladrero, y Maritxu Alonso prometen, me encanta compartir plantel con ellos.