En las ruinas del neoliberalismo. El ascenso de las políticas antidemocráticas en Occidente

Jaime Pastor
Viento Sur
24/09/2021

Parece ya evidente que el neoliberalismo ha entrado en una nueva fase en la que su lado moral está adquiriendo una creciente relevancia. Esto es lo que Wendy Brown se propone analizar en esta obra con el fin de ir más allá de las críticas neomarxistas y foucaultianas. Para ello nos recuerda que ya en Hayek los dos pilares gemelos de la civilización eran la moralidad tradicional y los mercados competitivos en busca de la conformidad voluntaria. Luego, subraya cómo el ordoliberalismo, con su constitución económica, ha insistido en restaurar la responsabilidad de la familia en las tareas de sostenimiento de todo tipo de dependientes. Partiendo de ese marco general, su trabajo se centra en la zona euroatlántica, ya que, como recuerdan Verónica Gago y Cecilia Palmeiro en la introducción a esta obra, en otras áreas como América Latina el neoliberalismo de Friedman y Hayek no tuvo reparo alguno en aliarse desde el principio con las dictaduras de Chile y Argentina.

Se trata, por tanto, de proyectos de orden económico y moral que, en el contexto actual de crisis de hegemonía, conducen al auge de un neoliberalismo conservador que busca limitar y desdemocratizar lo político y, simultáneamente, fomentar la mercantilización y la familiarización de la vida cotidiana. Su tesis de que la nación, concebida como familia y como empresa privada, se ve amenazada conduce a fomentar una política del resentimiento que se convierte en “intolerante contra las personas aborrecidas en el interior y contra los invasores del exterior”.

Todo esto es aplicado al caso de EE UU con el ascenso del supremacismo blanco masculino y el peso creciente de corrientes neoconservadoras que están apoyándose en el Tribunal Supremo para, en nombre de la Primera Enmienda de la Constitución, dar nuevos pasos adelante en la (re)cristianización de la esfera pública. Se va imponiendo así una jurisprudencia a favor de una idea de libertad como libertad de expresión, de culto y de negocio, dirigida a impugnar derechos conquistados por movimientos como el feminista y el antirracista. Resulta algo que no nos pilla lejos, ya que también por aquí sobran muestras de la doble vara de medir judicial ante el ejercicio de la libertad de expresión, o de la reivindicación en tiempos de pandemia de la libertad… comercial y del consumidor frente al derecho a la salud. Una batalla moral y cultural, que también es política y material, a la que no podemos renunciar, ya que urge oponer, como también proponía Wendy Brown en una reciente entrevista, “una noción de libertad que incluya ser libres de carencias, ser libres de la desesperación y de la precariedad, ser libres del desamparo de no tener vivienda”.