Guerra o revolución

Germán Pérez
Viento Sur
12/05/2023

El nuevo libro de Lazzarato profun­diza en su mas reciente obsesión: la guerra no es un impasse en el modo de producción capitalista, sino que constituye necesariamente el comien­zo y el final de cada ciclo de acumu­lación. Esta afirmación resulta un misíl directo a la linea de flotación del pensamiento crítico postsesenta­yochista, pues este habría contribui­do a la "pacificación del capitalismo" a través de una deshistorización de una fase concreta del capitalismo (la posguerra mundial) en un lugar muy concreto del mundo (el Norte global). Así, parecería que el capita­lismo ya no necesita a las guerras ni a los Estados para dominar. Pero solo tendrían que haberse ido a otros periodos históricos (la acumulación originaria en Europa de la que habla Marx, o el mismo proceso que analiza Silvia Federici pero poniendo el foco en las mujeres y su posición social y formas de reproducción social) u otros lugares en ese mismo periodo para darse cuenta de que el someti­miento, la conquista, y, en una palabra, la guerra, seguían muy presentes en la realidad del capitalismo, aunque la forma que adoptara en cada fase histórica fuera variable.

Con la guerra de Ucrania como telón de fondo, Lazzarato busca recuperar a los revolucionarios de principios del siglo XX (Luxemburgo, Lenin), que tenían muy claro que lo opuesto a la guerra imperialista no era la paz imperialista previa. Para estos revolucionarios, "no captar las condiciones de la guerra en la 'paz' de la producción capitalista era considerado, política y teóricamente, irresponsable". Lo opuesto a la gue­rra imperialista seria la guerra civil, en la que se alzan los desposeídos contra los poseedores, haciéndole la guerra a la guerra del capital porque, como dice otro libro de nuestro autor, "el capital odia a todo el mundo".

Esta tendencia del capitalismo a la guerra se debe a que, pese a que este se acumula a escala mundial, depende de los distintos Estados para que esa acumulación pueda seguir su curso (a través de las leyes que aseguran la propiedad privada de los medios de producción, o la represión de cual­ quier resistencia), conformándose distintos intereses Estado-capital en todo el mundo. No hay tal cosa como un imperio que dejaría obsoleta la vieja relación entre Estado y capital. Muy al contrario, dicha alianza se mantiene durante todo el ciclo de acu­mulación, pero es en el momento en que el proceso de caída de la tasa de ganancia se acerca a puntos críticos y el ciclo llega a su fin, que las ten­siones entre las distintas máquinas de guerra Estado-capital aumentan hasta que estalla la guerra interimpe­rialista. Para Lazzarato, este marco puede explicar tanto los momentos previos a la I Guerra Mundial como nuestro futuro inmediato.