(1939-1981) trabajó durante quince años en The New Yorker, donde aparecieron por primera vez la mayoría de sus relatos. En 1976 publicó su único libro, "Las listas del pasado". Pocos años después, el diagnóstico de un cáncer, el rápido declive de su salud y su creciente alcoholismo precipitaron su muerte a los cuarenta y dos años en el Columbia Presbyterian Medical Center. El número de The New Yorker fechado el día de su muerte, el 14 de septiembre de 1981, contenía su último artículo: un perfil sobre los jardines de la iglesia Saint Luke in the Fields, donde se celebró su funeral.