Para envío
?Un mar quieto poblado por islas desiertas que no podemos ver, pero intuimos. Islas
desiertas por las que deambulan soledades bajo un cielo limpio, sin astros qué mirar, sin
luces y sin señas. Escaleras que suben y escaleras que bajan. El tránsito del fuego a la
ceniza. Habitaciones perfectamente selladas que guardan lo que algún día fuimos. Todas las
leyes se suspenden e instalan la incertidumbre y la duda en el centro de nuestro corazón. A
lo largo de estas páginas, José Ovejero extiende la voz de un hombre que sueña, como un
acordeón repleto de imágenes, ideas y palabras que nos permiten palpar todas las presencias
?y las ausencias? que nos rodean. Caminamos a tientas, sobre un territorio sin pasado ni
futuro. La memoria se desploma, la realidad se rebela y no nos queda más que el lenguaje,
la voz, el poema?.
Luis Méndez Salinas