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Carmela y Nico llevan una vida apacible, sin grandes tragedias ni grandes alegrías. Él es profesor de latín en un instituto y acepta con resignación que su mujer necesite a veces escapar de esa existencia algo insípida en una urbanización de clase media; y también se ha resignado a que en esas escapadas haya otros hombres. Nico no tiene aventuras; tan solo le importa ayudar a Olivia, la inmigrante ecuatoriana que limpia y se ocupa de la niña. Él querría echar una mano a esa joven que parece incapaz de salir de su condición de empleada doméstica. Y no pide nada a cambio... ¿o sí? Cuando un suceso extraño ocurre en ese hogar aparentemente anodino, comienza una tragedia que derribará cualquier apariencia de normalidad. Más aún cuando Claudio, un alumno de Nico superdotado y de ideas enrevesadas, se empeña en descubrir qué oculta su maestro. Porque todos tenemos algo que ocultar. Nunca pasa nada es una novela a ratos divertida, a ratos trágica, en la que se desvelan los conflictos y tensiones subyacentes en un mundo en el que la apariencia impera sobre lo real, y se desmontan los mecanismos de nuestra buena conciencia. Sólo Olivia, a la vez víctima y agente de la desgracia, parece saber que la buena conciencia no va a resolver sus problemas. Y en cuanto a Claudio..., bueno, Claudio no tiene conciencia.