En 1935, la joven Carmen Conde comenzó una profunda amistad con Katherine Mansfield, fallecida doce años atrás. Las relaciones literarias de los vivos con los muertos pueden ser fructíferas, y a Carmen Conde esta búsqueda ?este diálogo en una sola dirección? le posibilitó un conocimiento mayor de sí misma, de sus inquietudes y sus vaivenes íntimos, desde un ejercicio estilísticamente rico e inteligente: Katherine Mansfield fue interlocutora y espejo, amiga silenciosa y necesaria, apoyo para abrirse paso ?con firme vocación? en un mundo de hombres. En estas Cartas a Katherine Mansfield ?que se reeditan completas aquí por vez primera, con edición de Fran Garcerá, coincidiendo con los cuarenta años del ingreso de la autora en la Real Academia Española? laten la cotidianeidad y las dudas existenciales, la muerte y las pulsiones suicidas, el gozo extraño de las pequeñas cosas que el mundo ofrece y el misterio absorbente de la creación artística. Carmen Conde las escribió desde la fascinación y la curiosidad ?¿qué rostro tendría su amiga nunca vista?, ¿qué habría sentido Katherine Mansfield al leer sus cartas??, a la vez que dejó traslucir en ellas una complicidad que no entiende de tiempo, distancia ni idioma y que, con una belleza mágica, difumina la frontera entre la vida y la muerte.
AUTOR/A
CONDE, CARMEN
Carmen Conde (Cartagena, Murcia, 1907-Majadahonda, Madrid, 1996) es una de las voces más significativas de la literatura española del siglo XX, así como uno de los ejemplos más lúcidos de defensa y visibilización de la escritura de mujeres. Autora muy prolífica, cultivó diversos géneros a lo largo de su trayectoria, aportando en todos ellos su particular visión y su rico dominio del lenguaje. Fue merecedora del Premio Nacional en dos ocasiones: en 1967 por Obra poética (1929-1966), en la categoría de Poesía, y en 1987 por Canciones de nana y desvelo, en la categoría de Literatura Infantil y Juvenil. Entre sus títulos destacan también Brocal (1929), Ansia de la gracia (1945), Mujer sin Edén (1947), Al encuentro de Santa Teresa (1979) y Soy la madre (1986), entre otros muchos. Consciente del poder transformador de la cultura, fundó -con Antonio Oliver- la Universidad Popular de Cartagena en 1931, aunque la Guerra Civil puso fin a este proyecto. Carmen Conde fue la primera mujer en ser académica de número en la Real Academia Española, donde ocupó la silla K. Su discurso de ingreso, pronunciado en 1979 y titulado Poesía ante el tiempo y la inmortalidad, ponía de relieve la injusta invisibilización de las escritoras y reivindicaba algunos nombres, como los de Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado y Rosalía de Castro. En 1992 legó al Ayuntamiento de Cartagena toda su obra literaria y su archivo documental, y en 1995 se constituyó el Patronato Carmen Conde-Antonio Oliver en dicha ciudad.