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Hay paradigmas que parecían inamovibles. Que la Tierra era el centro del universo fue uno de los más difíciles de desbancar. Que los pobres no debían recibir educación permaneció vigente entre las clases dominantes y el clero hasta el siglo XIX. Que dios creó al hombre del polvo de la tierra aún sostiene la limitada forma de pensar de los que niegan la teoría de la evolución. Que los hombres son superiores por naturaleza a las mujeres es otro de esos principios supuestamente imposibles de desarraigar de nuestra esencia humana.
Por ventura, todo cambia. La idea de nación es más reciente de lo que se cree y, como aquí se cuenta, menos consistente de lo que se proclama. Eduardo Soto Pérez nos dice que estamos en un momento adecuado e ineludible para superar el paradigma de la nación y emprender el camino racional hacia una humanidad cosmopolita, empática y ecológica. A través de un recorrido histórico y sociológico, Contra la nación explica los prejuicios con que el concepto ha lastrado nuestra evolución y los perjuicios que sigue provocando la idea de que el otro es por definición el enemigo.
Las tensiones que generarán los problemas medioambientales del cambio climático y de la explotación desaforada de los recursos de la Tierra potenciarán una injusticia que solo puede resolverse desde una perspectiva de planeta. Con un lenguaje no académico y una brizna de humor, Eduardo Soto aborda cómo podemos superar los supuestos paralizantes que la nación nos inculca y qué recursos de comunicación debemos emplear para desarrollar un cerebro social que estabilice el Mundo Mundial, el único que puede ofrecernos posibilidades de supervivencia pacífica, de economía sostenible y de evolución hacia nuevos valores para el bienser y el bienestar.
Ni nacionalistas ni patriotas, Contra la nación derriba las compuertas de la geopolítica para que fluya la redefinición de la identidad humana.