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El libro analiza la realidad global desde una doble perspectiva: el decrecimiento y la justicia Norte-Sur. El decrecimiento permite examinar la crisis sistémica global provocada por el capitalismo y la economía neoclásica, en su afán por crecer de forma infinita en un planeta finito. Crisis sistémica que sitúa a la humanidad al borde del colapso, y que se detalla a lo largo del texto en sus múltiples dimensiones: ecológica, económica, financiera, social, política y cultural. La segunda perspectiva, la justicia Norte-Sur, muestra que la crisis sistémica es responsabilidad del modelo depredador del Norte Global, un escaso 20% de la población mundial, mientras que los impactos negativos castigan más severamente al 80% restante, la gran mayoría de la población del planeta, que constituye el Sur Global. Para estudiar esta desigualdad global el libro propone el concepto de deuda del crecimiento, que engloba el conjunto de impactos negativos sobre el Sur Global que caracterizan a la crisis sistémica generada por el crecimiento ilimitado del Norte Global: ecológicos, sociales, culturales, históricos, económicos, financieros y de los cuidados. Según este enfoque, las minorías del Norte Global han excedido los límites naturales de crecimiento y por tanto tienen la obligación de decrecer ecológica y económicamente, así como de revertir y compensar el conjunto de impactos negativos que el crecimiento continuo ha provocado en las poblaciones del Sur Global y en la naturaleza. En definitiva, la obra defiende que para evitar el colapso y recuperar un futuro posible, la humanidad debe conjugar urgentemente el respeto de los límites naturales con la justicia social global, desplegando las múltiples alternativas formuladas por el decrecimiento y por otros movimientos de transformación radical como el Buen vivir y el ecofeminismo.