Leopoldo María Panero ocupa un espacio singular en la poesía española contemporánea, entre otras cosas porque fue, además de poeta, un personaje con notable proyección pública. Esta minuciosa biografía reconstruye su vida y su leyenda, que él mismo cultivó. El autor nos habla de su condición de miembro de la generación de los llamados novísimos; su vivencia de la sexualidad; sus escarceos políticos y su relación con la locura.
EL CONTORNO DEL ABISMO
AUTOR/A
FERNÁNDEZ, BENITO
J. Benito Fernández nació en Tomiño, Pontevedra, en 1956. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, pertenece a la plantilla de Televisión Española desde 1974. Como periodista ha colaborado en publicaciones como ?Los Cuadernos del Norte?, ?Quimera?, ?El Viejo Topo? o ?Triunfo?. En 1988 escribió y dirigió para Radio Cadena Española la serie Mis malditos favoritos. Actualmente forma parte de la redacción del programa ?Informe Semanal? (TVE). Ha preparado la edición de Mi cerebro es una rosa (1998), antología de textos de Leopoldo María Panero.
PANERO, LEOPOLDO MARÍA
Leopoldo María Panero (Madrid, 1948), poeta español, encuadrado dentro del grupo de los novísimos. Panero es el arquetipo de un malditismo cultivado tanto como repudiado. Hijo de Leopoldo Panero (1909-1962), poeta de sugerente voz, el joven Leopoldo María Panero, al igual que tantos descendientes de los prohombres del régimen franquista, se siente fascinado por la izquierda radical. Su militancia antifranquista constituirá el primero de sus grandes desastres y le valdrá su primera estancia en prisión. Tiene una formación Humanista, estudia Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid y Filología Francesa en la Universidad Central de Barcelona. De aquellos años jóvenes datan también sus primeras experiencias con las drogas. Desde el alcohol hasta la heroína, a la que dedicaría una impresionante colección de poemas en 1992, ninguna le es ajena. En los años 70 es ingresado por primera vez en un psiquiátrico. Sin embargo,sus constantes reclusiones no le impiden desarrollar una copiosa bibliografía no sólo como poeta, sino también como traductor, ensayista e incluso narrador. A finales de la década de los 80, cuando por fin su obra alcanza el aplauso de la crítica entendida, se decide que ingrese de manera permanente en el psiquiátrico de Mondragón.