Lo he dicho muchas veces, hay que cercenar la bestia de la inspiración. Porque escribir poesía técnicamente es como si ya estuviera muerto y Beatriz cantara bajo la lluvia. Y el Hombre está hambriento sólo de pecado, y es, como decía Kafka, "un artista del hambre". Porque el objeto del Psicoanálisis, como decía Lacan, no era el pan, sino el bollo, aquel del que hablara una reina en tiempo de guerra. Y que los hombres siguen luchando por el pan y la leche en un mundo que el sufrimiento ha dejado vacío, donde brota la flor del sufrimiento, la mariposa del espanto, el águila de la ruindad, el corazón del silencio, la espuma inútil de los días que celebran mi ruina. Y aún no es tarde para llorar, para sufrir en vano con la piel del silencio. Oh tú, flor a un muerto atada. LEOPOLDO MARÍA PANERO