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Después de 16 años, regresa el autor de La carretera,ganador del Premio Pulitzer. Dos novelas extraordinarias. Una obra maestra. «Javier Marías, preguntado por si él era candidato al Nobel, respondió que si alguien merecía ese galardón era Cormac McCarthy». Enrique Murillo, El País El pasajero 1980, Mississippi. Son las tres de la madrugada cuando Bobby Western se sumerge en el mar del golfo de México con su traje de neopreno e ilumina el avión hundido con la linterna de buceo: nueve cuerpos con el cinturón de seguridad aún abrochado. Faltan la caja negra y el décimo pasajero. Pero ¿cómo es posible? Testigo colateral de maquinaciones que solo pueden perjudicarle, Bobby se ve ensombrecido en cuerpo y espíritu por hombres con placa, por el fantasma de su padre (uno de los inventores de la bomba de Hiroshima) y por su hermana, el amor y la ruina de su alma. Stella Maris 1972, Wisconsin. Alicia Western, de veinte años, ingresa en un hospital psiquiátrico llevando cuarenta mil dólares en una bolsa de plástico. Doctoranda en Matemáticas, a Alicia le han diagnosticado esquizofrenia paranoide y no quiere hablar de su hermano Bobby. Prefiere contemplar la naturaleza de la locura, estudiar la intersección entre la física y la filosofía, y plantar cohortes, quimeras y alucinaciones. Narrada a través de las transcripciones de las sesiones psiquiátricas, Stella Maris es un inquisitivo e intelectualmente desafiante complemento a El pasajero, así como una investigación filosófica que cuestiona nuestras nociones de Dios, la verdad y la existencia. La crítica ha dicho:
«Una galería de personajes maravillosamente trazados que remiten a momentos inolvidables del mejor McCarthy [#]. La prosa en general y los diálogos en particular son adictivos. Resulta imposible dejar de leer». Eduardo Lago, Babelia «Qué gloriosa canción de ocaso que es esta novela. Es rica y extraña, volátil y melancólica. McCarthy empezó como el laureado del destino manifiesto de América, tejiendo sus duros relatos sobre voraces hombres blancos. Acaba su viaje, tal vez, como el enterrador amargado de la era. Venid amistosas bombas. Venid crecientes océanos. El mundo antiguo está muriendo y probablemente no antes de tiempo, y El pasajero se cuela para apagar todas las luces.» Xan Brooks, The Guardian «En una suerte de brevísimo prólogo, se describe cómo un cazador descubre el cadáver de Alicia, que se ha suicidado. Solo esta página ya justificaría la lectura del libro: es una muestra de la destilada y arrolladora prosa de McCarthy, de estirpe faulkneriana y con un vigor contenido al alcance de muy pocos escritores». Mauricio Bach, La Vanguardia «Todo en él, excepto su fuerza literaria, es un enigma». Karina Sainz Borgo, ABC Cultural «Enigmática, elegante, extraordinaria: un bienvenido regreso después de una absencia demasiado larga.» Kirkus Reviews, Starred Review «Un libro brillante, una desviación de los trabajos previos de McCarthy que aún se siente como una sola pieza.» Carolyn Kellogg, Los Angeles Times «Prueba de que la mente de uno de nuestros más grandes autores vivos se mantiene tan aguda como siempre.» Gabino Iglesias, NPR «Venga, dadle ya a este hombre su Nobel.» Hamilton Cain, StarTribune