A Kevin Prufer le duele EE.UU. Su lamento se debe al estado de denuncia y expectativas de reparación de los males que percibe de una nación en la que se mira todo Occidente. Para ello recurre a un escenario postapocalíptico y a las circunstancias que han conducido a dicha realidad, un escenario que encaja con el entramado del mundo de hoy, apremiado por profundas transformaciones en un breve espacio de tiempo. Prufer integra esa pléyade de nuevos poetas norteamericanos que apuestan por el compromiso con el riesgo literario, ya sea debido a su gusto por caminar en el alambre exponiéndose en los motivos, como por su apego a las formas más complejas de la creación poética. Este "Himno nacional" consigue resonar para todos y suscitar preguntas acerca de nuestro destino personal y comunitario.