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Desde el Homo habilis, que apareció hace dos millones de años, el hombre siempre ha buscado cooperar con sus semejantes. En el siglo xx, híper individualista, el Homo consumens apareció de pronto en nuestras regiones? El resultado fue devastador: en menos de un siglo, destruyó su hábitat como ninguno de sus predecesores lo había hecho, llevándolo a una inexorable extinción.
Sin embargo, desde hace una década, el Homo cooperans está de vuelta. Y mucho más que un bello concepto, ya es una práctica concreta para millones de personas que han modificado sus costumbres de vida: algunos comparten sus vehículos, casas, herramientas, comidas, juguetes, tiempo y conocimientos mientras que otros relocalizan la producción en el centro de su barrio. Conjuntamente, aunque nuestros dirigentes no llegan a ponerse de acuerdo, la gente que comparte está jugando una de las últimas cartas para modificar la curva amenazante del cambio climático.
Pero el camino está lleno de obstáculos. Un grupo de nuevas empresas comprendió muy pronto cómo aprovecharse de ese far-west económico (Uber, Airbnb, etc.) sin modificar realmente las reglas del juego? Por lo tanto, es imprescindible definir, en forma conjunta, el marco en el que la economía colaborativa podrá beneficiar a todo el mundo. Este libro es una bocanada de aire fresco, un impulso optimista para cambiar el rumbo desde ahora mismo.