INSTINTO DE MUERTE

LA AUTOBIOGRAFÍA DEL ENEMIGO PÚBLICO NÚMERO UNO
Imagen de cubierta: INSTINTO DE MUERTE
Precio: 22,00€
Sin stock, sujeto a disponibilidad en almacenes.
Coleccion del libro: 
Idioma: 
Castellano
Número de páginas: 
437
Dimensiones: 210 mm × 150 mm × 0 mm
Fecha de publicación: 
2010
Materia: 
ISBN: 
978-84-937671-0-5
Traductor/a: 
ROMÉ MELERO, JESÚS

Raras son las ocasiones en las que podemos tener entre las manos un documento como éste, la narración en primera persona de la vida y la actividad criminal de quien fuera considerado en Francia y Canadá, durante los años setenta, el «enemigo público número uno»: Jacques Mesrine (1939-1979).
Haciendo gala de gran talento narrativo, Mesrine recapitula sus correrías por medio mundo (Francia, España, Italia, Suiza, Canadá, Estados Unidos) y relata, con todo lujo de detalles, lo mismo sus atracos, robos, asesinatos y espectaculares fugas, que sus amores, amistades, certezas y esperanzas.
Mesrine, «El Grande» ?así lo apodaban los miembros de la brigada especial de la policía que lo ejecutaron en las calles de París? fue un hombre que dio el salto cualitativo de vivir fuera de la ley a vivir contra la ley: una expedición sin retorno durante la cual no olvidó ni la suerte que corren los presos, ni el juramento de venganza que había lanzado a sus enemigos.
Considerado como un simple asesino por unos y como toda una leyenda de la rebelión moderna por otros, estas memorias que ahora presentamos no dejarán indiferente a nadie, de eso no tenemos duda.
[?] Si bien he robado, nunca he despojado a los pobres. La mayoría de mis atracos han sido dirigidos contra bancos y empresas importantes. Nunca he utilizado la violencia contra un cajero ni contra alguien que transportara dinero. Estoy convencido de haber trabajado siempre con limpieza. No he violado a nadie, ni agredido a ancianos, ni explotado a una mujer. Si he abrazado la aventura, es porque amaba el peligro. Si muchos hombres perdieron la vida a causa de mis balas era porque no quedaba otra opción: o ellos o yo. Se arriesgaron tanto como yo al aceptar el cara a cara. [?]
[?] Sabrina volvió de Montreal en el momento en que yo me ponía a escribir un libro sobre mi vida sin rehuir las graves consecuencias que el texto podía depararme a la hora del juicio. Pero había alcanzado el «punto cero», y como ya no tenía nada que perder, me decidí a lanzar «mi verdad» a la cara de la sociedad que muy pronto se encargaría de juzgarme. Aquella verdad, sin embargo, podría ser interpretada como un desafío. Un asesino describiendo sus crímenes indignaría quizá a los honrados ciudadanos. Las últimas páginas del libro amenazaban con convertirse en los primeros peldaños de la guillotina. Pero no tenía la menor importancia. Una celda no es más que una tumba a la que de vez en cuando se le levanta la losa que la cubre para comprobar si el enterrado vivo sigue todavía allí. [?]