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Filósofo y pedagogo, anarquista y revolucionario, sociólogo e historiador, alquimista y poeta, pero ante todo un humanista radical, Iván Illich nos enseñó a valorar la convivencialidad como el verdadero tesoro intangible de los pueblos antiguos, hoy secuestrado por el lucro a toda costa. Illich fue un crítico implacable de la medicina, de la educación al servicio del asesinato de la creatividad; de la ciega voluntad de progreso, del desarrollo económico y del mito del crecimiento interminable del Producto Nacional Bruto.
Por ello, hoy más que nunca es necesario regresar a sus críticas y alternativas al dominio implacable de la megamáquina. La presente antología, seleccionada por Braulio Hornedo Rocha y auspiciada por Valentina Borremans, es un reencuentro con el pensamiento esencial de un sabio maestro, demoledor de falsos ídolos y removedor de letales creencias; un crítico afable pero mordaz, impecable e implacable, que sabía sonreír como un niño, callar como un sabio y escuchar siempre como un viejo amigo.