LOS CHAVALES

Un poema y no sé cuántas incisiones sobre un corpúsculo de gilipollas.

PRÓLOGO
Éramos básicamente media docena de idiotas que vivían a costa de sus padres y que se creían genios incomprendidos: "autoproclamados iluminados", en palabras de Rough. Nos pasábamos los fines de semana enteros -empezando el jueves- borrachos, durmiendo donde nos dejaran, si es que lo hacíamos, y metiéndonos lo que nos pusieran por delante, si nos lo ponían. Tampoco es que tuviéramos una especial obsesión con las sustancias, más allá del alcohol. Pero el alcohol, concretamente el ron de marca blanca, nos hacía enloquecer.