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María Sabina Magdalena García fue una curandera y chamán de la etnia indígena mazateca del estado de Oaxaca en México. En este libro presenta varias fotografías de su vida junto con un poema de Elsa Cross.
Los estudios de Robert Gordon Wasson sobre los hongos generaron una mitología en torno al papel de los alucinógenos en la cultura mazateca. Si bien el ?etnobotánico? puso un poco de luz sobre un pueblo prácticamente desconocido, ignoró el papel fundamental que tenía la palabra en los rituales del teonanácatl, el hongo sagrado. A su vez, la figura de María Sabina, central en esta trama (sólo comparable a la aventura antropológica de Carlos Castaneda con don Juan), ha quedado reducida a esa foto en donde absorbe el humo de un porro, apenas un ícono para los consumidores de drogas. Pero esa visión ha empezado a ceder a la de una María Sabina como encarnación de su lengua. Tras la publicación de María Sabina. Soy la mujer remolino (Almadía, 2008), libro dedicado a la poesía de los cantos rituales, llega este nuevo testimonio sobre la curandera de Huautla de Jiménez. En este volumen Gusmano Cesaretti relata su viaje a Oaxaca y la búsqueda de la Iglesia del Cristo Negro, un templo donde desea encontrar una experiencia trascendental. Al llegar al aposento de María Sabina se sumerge en una ceremonia de cinco noches que pudo documentar en algunas de las fotos más entrañables de la chamana así como sus apuntes de campo. En las fotografías aparecen los alrededores de Huautla y escenas de la vida cotidiana en esa comunidad que muestran a María Sabina en un contexto diferente al de las ?veladas? que conducía para beneplácito de turistas y extranjeros. El libro empieza con un poema de Elsa Cross en donde canta a la ?Madre que crece / Madre verde / Madre fresca / Mujer libro / Mujer estrella grande / mujer luna?.