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En 2008 Íñigo Domínguez viajó en descapotable por el Mediterráneo para tomarle el pulso a un país que llevaba una década comportándose como un nuevo rico con gomina. Con el asombro de un marciano recién aterrizado en la tierra, fue descubriendo los hitos del boom español: jóvenes ingleses borrachos saltando de balcones y estatuas horripilantes en aeropuertos sin aviones. El libro se completa con una gran Biblia de la corrupción española, divertido e indignante a partes iguales.