El resplandor soberbio y siniestro de Vigilar y castigar no debe cubrir el conjunto del problema penal, al que, desde los a?os 1970 hasta su muerte, Foucault dedicar? m?s de sesenta textos, bajo las m?s diversas formas. Tejiendo conjuntamente consideraciones te?ricas y observaciones pragm?ticas, consigue subvertir esa seudo frontera: el militante orienta al investigador y el investigador esclarece al militante. Cualquier cuesti?n, incluso la m?s anodina, la m?s coyuntural, es pretexto para desarrollos m?s generales: no hay problemas secundarios. La prisi?n es un todo y toda respuesta ser? global, fundamental y radical. Surgen as? sorprendentes desarrollos que descubren el pensamiento m?s exigente sobre la cuesti?n m?s tenue e iluminan el libro con una luz oblicua y cruda. Durante esos quince a?os, Foucault parece haber estado en todos los frentes, haber le?do todo, haberse enterado de todo, haberse mezclado en todo. Aqu? nos proponemos describir ese singular itinerario, confrontando un pensamiento mayor del siglo XX con uno de los problemas que indiscutiblemente m?s le apasion? a Michel Foucault, hasta el extremo de declarar que vigilar y castigar era su primer libro...