En este libro G.A. Cohen examina el principio libertario de propiedad de sí, que dice que cada individuo pertenece a sí mismo y por lo tanto no le debe ningún servicio ni producto a nadie más que a sí mismo. Este principio es utilizado para defender la desigualdad capitalista, la cual dice reflejar la libertad del individuo para hacer lo que desea consigo mismo.
El autor argumenta que la propiedad de sí no puede garantizar la libertad que promete. Por lo tanto subestima la idea de que los amantes de la libertad deberían adherir al capitalismo y a la desigualdad concomitante que este genera. Continúa demostrando que la consabida condena Marxista de la explotación implica un incremento de la propiedad de sí ya que en la concepción Marxista, el empleador le roba al trabajador lo que debería pertenecerle, ya que él lo produjo. Por lo tanto, una profunda noción de desigualdad se ha infiltrado en lo que potencialmente aspiraría a ser una teoría igualitaria. El autor dice que al despojar el pensamiento socialista de ese concepto se habilita la construcción de un igualitarismo más consistente.
