El libro condensa una enorme cantidad de información sin agobiar sobre las prácticas teatrales anarquistas. Una de las conclusiones es que los actores de este movimiento ?priorizaron la funcionalidad sobre la originalidad?.
Por Valeria Tentoni
Buenos Aires, abril 23 (Agencia NaN-2013).- Dedicado, además de a su familia, ?a los obreros anarquistas, ejemplo de coherencia y honestidad en su militancia?, Teatro obrero. Una mirada militante (Atuel) significa en la profusa bibliografía de Carlos Fos ?incansable investigador? una suerte de entrega final alrededor de un tema que lo ha ocupado durante años. Escrito con ese tipo de destreza comunicacional que se consigue con un trabajo sostenido y esforzado en el decir, el libro condensa una enorme cantidad de información sin agobiar, con eso, al lector. Fos es efectivo en esa entrega porque no hay ahí ostentación de saber; hay, en cambio, la enorme generosidad de quien habla para entablar una conversación. No es ésta una preocupación menor, ni una tarea simple. Hay que trabajar mucho para ajustar y aceitar todas las tuercas de una máquina tan compleja como es un libro, una máquina cuya misión es alcanzar al otro sin caer en la seducción de la distancia.
Parecería que Fos hace caso, cuando escribe, al artista Alegría ?cuya historia narra en este volumen?, quien ?rechazaba el uso de los unipersonales con monólogos cargados de palabras estridentes y confusas. Solía referirse a ellos como a vetustas y aburridas demostraciones de lo que debía evitarse, poniendo el acento en lo negativo que resultaba el didactismo exagerado que emanaban de los mismos y el lenguaje críptico y ?elegante? que era su marca reconocible?.
El autor escribe en el precario y riesgoso terreno de la pregunta, y allí reside su valentía. En la problematización como tarea y como compromiso. Tensa, con su pluma, sus ideas. Consigue hacerlas llegar a destino con la gracia de quien posee, además, la cualidad de educador.
La libertad como experiencia de vida es uno de los motores de este tipo de teatro del que Fos se encarga. ?Es en el arte donde la imaginación y el trabajo se complementan, trocando en una práctica superadora. Así, pasa a ser una herramienta fundamental para mejorar la condición del hombre, hacerlo permeable a la sensibilidad necesaria para la construcción de una nueva sociedad?, dice. La urgencia en comunicar ideas es un punto que anota, con justicia, el prólogo a este libro. Los actores de este movimiento ?priorizaron la funcionalidad sobre la originalidad?.
Para desarrollar esta idea el autor detalla el trabajo en los talleres escuela, la concientización como objetivo de las obras, la apropiación del peronismo de piezas anarquistas, el lugar de los niños en este terreno, el papel del periodismo, el del actor libertario, el rol de los titiriteros, entre otros puntos. Se refiere a un tipo de teatro que describe como ?aficionado y desparejo?, porque su función es posibilitar antes un tipo de aprendizaje específico por medio del arte, que un ocio tibio y adormecedor. ?Concientizados de la importancia de su papel en la difusión de los ideales libertarios, los artistas del movimiento ácrata desechaban el criterio mismo de fama, por considerarlo una trampa más de los poderosos?, escribe.
Teatro obrero? es también un tratado sobre la educación. Sobre el valor del arte como desautomatizador, como propiciador de la libertad. ?En los talleres-escuela libertarios la construcción del proceso de enseñanza-aprendizaje pretendía ser horizontal, evitando los compartimientos estancos del conocimiento y buscando mecanismos de doble dirección en los que docentes y alumnos intercambiaran experiencias sin jerarquización previa?, narra quien experimentase de primera mano junto a Paulo Freire este tipo de pedagogía. ?No puede separarse a las reales expresiones teatrales libertarias de sus teorías pedagógicas. Al tratarse de un movimiento que aspiraba a la horizontalidad nos encontramos con una amplia mirada sobre la escuela, su papel liberador y las estrategias a desarrollar para lograr eficacia en la generación de pensamiento crítico?.
Se avanza, asimismo, sobre el problema comunicacional del movimiento libertario: el problema, siempre ahí, del lenguaje. Vemos cómo los hacedores de este género adaptaban sus ideas en monólogos, en un tono coloquial, por medio de mecanismos de condensación y simplificación. Y cito: ?No cabe duda que el estilo de muchas de aquellas obras resulta lineal y hasta plano; pero es igualmente indudable que, a pesar de sus imperfecciones, esos poemas se lanzan con un cierto vigor original; hay un manantial de grandeza, en la sencillez y desprendimiento de quienes los hacen, que parece brotar de su generosa fe y entusiasmo revolucionario?. El mensaje que intentaban dar en discursos y diarios ante, en ocasiones, grupos analfabetos, era receptado en el teatro ?como canal superador? y decodificado sin caer en una actitud compasiva. No. Simplemente se trataba de que el teatro podía decir mejor.
Lo que encontramos detrás de este tomo es un trabajo de investigación que no puede menos que producir asombro. Además del acopio de documentos, hay una navegación guiada por un criterio lúcido y decidido. Todas las citas, todas las incorporaciones de voces, son tan pertinentes como precisas: Fos edita el universo del teatro libertario con solvencia. Entre sus fuentes encontramos manuscritos aportados por testigos y actores directos, diarios, anotaciones inéditas, entrevistas realizadas por él mismo y documentos de época.
El autor escribe la historia del teatro obrero integrando todas sus imposibilidades, sus titubeos. Esta es otra muestra de valentía, una segunda seducción que esquiva; la de rodear a su objeto de estudio de un aura imperturbable, enalteciéndolo hasta confundirlo. Por cambio, se decide por el camino ?mucho más complejo y meritorio? de la imparcialidad. Y esa es una marca de inteligencia, de humildad y de desapego.
Fos concluye que estamos ante ?una dramaturgia viva?. El arte aparece, entonces, como ?un canal de expresión adecuado para vehiculizar las transformaciones radicales que los ácratas buscaban?. Henry Miller escribió alguna vez: ?La imaginación es la voz del atrevimiento?. Las experiencias que se reúnen en Teatro obrero? dialogan, definitivamente, con esa línea de Miller. Y también lo hace la obra de Carlos Fos.
TEATRO OBRERO
UNA MIRADA MILITANTE
Precio: 20,00€
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Editorial:
Coleccion del libro:
Idioma:
Castellano
Número de páginas:
205
Fecha de publicación:
2014
Materia:
ISBN:
978-987-1155-85-9