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La Teoría de la revolución mundial inmediata es la historia de una conjura de unos comunistas, de un grupo muy reducido de personas afines discretas y resueltas que deciden establecer el comunismo por los mismos medios de los que se valen el capitalismo de consumo y el sistema de la democracia representativa para imponer sus productos y partidos: lo que llamó Vance Packard la ?persuasión clandestina? o lo que el sobrino de Sigmund Freud, Edward Bernays denominó ?Propaganda?. Se trata, pues de que, sólo una vez que se haya realizado la revolución, pero no antes, la mayoría de la gente se dé cuenta de que esta ha ocurrido y de que ha participado en ella. Los medios de la revolución no son ya las milicias armadas, ni los grandes oradores, ni la propaganda revolucionaria, sino los propios instrumentos de dominación del sistema: el consumo, el ocio, la publicidad y el espectáculo. (...) La propuesta de Mariën es sobre todo un chiste y una broma, pero la eficacia del chiste (Witz) consiste según nos enseña Freud en apuntar a un deseo reprimido a través de la ambigüedad de un significante explotada por la ?técnica del chiste?. El chiste nunca es solo algo ?gracioso?, sino que siempre es el representante de algo imposible de decir y de representar en otro lenguaje, es una ?formación del inconsciente? (Lacan). (...) Cuando ya no podemos desear abiertamente, explícitamente una cosa, el comunismo por poner un ejemplo, sólo un chiste negro, muy negro, nos puede salvar permitiéndonos entrever por medio de las risas lo que realmente queríamos. Por otra parte, el chiste que nos propone Mariën no carece de seriedad, de gravedad, pues apela a la necesidad de decidir, de actuar y de hacerlo muy rápido, de tomar por sorpresa a nuestros propios hábitos mentales y de no dar al enemigo que en nosotros mismos reside la posibilidad de reaccionar.
John Brown