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Una juventud en Alemania es un testimonio excepcional del estallido de la Primera Guerra Mundial y su furor, del estancamiento y el hastío de las trincheras y de la voltereta política que llevó en los últimos meses de la Gran Guerra a la caída de un Imperio y al nacimiento de una República. Tiene este libro la virtud de tener un protagonista en el epicentro de unos acontecimientos históricos, como la Revolución de Noviembre o la instauración de la República de Consejos de Baviera, que son de una enorme importancia dentro de la historia de la Alemania pero que, sin embargo, han quedado sepultados por todo lo que después trajo el nazismo consigo.
Pero también es testimonio de la mirada inquieta de un niño frente a los prejuicios que le rodean. En este texto se encuentran preguntas, respuestas e infinidad de incoherencias que el propio autor se esfuerza en remarcar. Toller, revolucionario desde la infancia, salta en este libro de una duda a otra, se deja arrastrar, se pone en cuestión, se opone, y al final, quizá, logra ponerse en pie.
Ernst Toller (Samotschin, 1893 ? Nueva York, 1939) . Dramaturgo y poeta. Tras lo que explica en Una juventud en Alemania el realismo había arrollado al expresionismo en los teatros por lo que la Humanidad ya no se contemplaba como un Ideal sino que era sujeto de una descripción. Según el propio Toller.: ?la época del expresionismo ha sido reemplazada por la ?nueva objetividad? y esa forma de arte que se llama reportaje. Creo que la nueva objetividad [?] no se acerca a los hombres y las cosas, sino a su fotografía?. Su teatro ya no triunfaba. A partir de entonces, inició una incansable tarea como conferenciante que no abandonaría hasta su muerte y le haría viajar por Alemania, Palestina, Inglaterra, Estados Unidos, la Unión Soviética, Francia, Austria, Italia, México o Escandinavia.
Atraído por los cambios sociales que la Segunda República Española trataba de implantar, en octubre de 1931 realizó un primer viaje a España que alargó hasta marzo del año siguiente. En 1933 se salvó de ser detenido tras el incendio del Reichstag debido a que se encontraba en Suiza por lo que se quedó a vivir en Zurich una temporada. Los nazis le retiraron la nacionalidad alemana y confiscaron sus bienes. El 1934, decidió refugiarse en Londres. En junio, participó en el fundación del PEN-Club alemán en el exilio. Asistió en Leningrado al Primer Congreso de Escritores de la Unión Soviética. Al año siguiente, en 1935, participó en el Congreso Internacional de Escritores de París y reafirmó su compromiso con la defensa de la libertad y la Humanidad y estimó necesario adoptar una posición beligerante y no limitarse a la pasividad del pacifismo.