Como su título adelanta, Viaje de otoño nos cuenta el recorrido real y biográfico del protagonista, en esa época del año y en este momento de su vida, al encuentro de su pasado. Triunfador en lo profesional pero acuciado por un terrible drama personal, se aleja de su mundo para emprender un viaje que cree a ninguna parte y que, sin embargo, le conducirá al centro de sí mismo. Su propio inconsciente, más que el fingido azar, le irá guiando hasta un pequeño pueblo en el interior de España donde se reencontrará con su infancia y adolescencia, marcadas por acontecimientos que quedaron sin cerrar y que iremos descubriendo conforme avance la narración. La prosa medida e intensa a la vez de Carmen Menéndez nos pone en la piel y las emociones de ese niño, ahora hombre, que un día vio como su padre partía, abandonando su casa y su familia, en busca de un futuro soñado. De él guarda un profundo afecto, quebrado por la distancia y el silencio, y su bien más preciado: su bicicleta que, recibida de manos de su madre, se erigirá en el símbolo de la libertad a la que también aspira. En las personas y ambientes de su pasado buscará las claves para narrarse y comprender su propia historia, con la esperanza de que ello se convierta en un lenitivo para su dolor. Con él viajaremos nosotros también desde el presente a un mundo aparentemente extinguido, pero vívido aún en la memoria de muchas generaciones de españoles.