Esta biografía de William Blake (Londres 1757-1827) sorprende por la oposición frontal que su autor despliega ante la crítica vulgar que muestra a este artista como un romántico enemigo de la Ilustración, atrapado en las redes de lo sobrenatural. A lo largo del libro se reconoce la dimensión religiosa y a veces visionaria, pero demuestra que Blake fue un revolucionario, un defensor acérrimo de la Revolución Francesa. Convirtiéndose en una que defendió a los esclavizados y los abandonados, y se alzó en acusación interminable contra un mundo injusto. Desconfió del progreso, entendido como la sustitución del hombre por la máquina; clamó contra la explotación infantil; combatió, en la medida de sus posibilidades, toda forma de opresión. Construyó profecías míticas, pero también profetizó el desarrollo de fuerzas sociales que acabarían imponiéndose en los siglos XIX y XX. Como escribió Jacob Bronowsky: ?En todos sus poemas resuenan los pasos de hierro de la era moderna: la guerra, la opresión, la máquina, la pobreza y la pérdida de personalidad. Este es el poder profético de Blake?.