Fragmento del prólogo: "En torno a la no neutralidad del Estado", por Juan Kornblihtt, publicado en El Aromo n° 75, 2013.
El debate que atraviesa las páginas de este libro se cuestiona una posible fusión entre la perspectiva marxista y la keynesiana, que postula la intervención del Estado para relanzar la acumulación de capital, apaciguar los conflictos de clase y hacer menos traumáticas las crisis. Las ideas de Keynes han inspirado a gran parte de la intelectualidad que se considera ?progresista? o incluso de ?izquierda?. En los ?80 y ?90 vivieron en el ostracismo, pero en el nuevo siglo, en particular en América Latina, pasaron de lugares marginales a ocupar el centro de la escena en diferentes gobiernos. Llegaron, sobre la base de reivindicar a Marx, a aplicar medidas de subsidio al capital o de ajuste social. Por esta razón, el debate es más actual que nunca. La crítica de Paul Mattick a las ideas keynesianas apunta contra ese contrabando que hace pasar como un planteo en favor de la clase obrera, una ideología y una intervención política burguesa.
Sobre el autor: Mattick desde joven estuvo alineado en la izquierda anti-bolchevique de tipo consejista. En su Alemania natal tuvo una participación activa en la lucha de clases. Empezó su militancia a los 14 años como integrante de la Freie Sozialistische Jugend ligada a los espartaquistas. Fue delegado sindical en la empresa Siemmens en Berlín, donde entró a trabajar en 1918. En 1920, ingresó al Partido Comunista Obrero de Alemania (KAPD), opuesto a las directivas de la URSS. Rompió también con esta organización, asumiendo las posiciones consejistas de Otto Rühle. El reflujo en Alemania lo llevó a emigrar a los EE.UU., donde mantuvo una militancia sindical (organizando, por ejemplo, a los desocupados durante la crisis del ?30) y desarrolló lo más destacado de su producción intelectual.
MARX Y KEYNES
AUTOR/A
MATTICK, PAUL
Paul Mattick (1904-1981), obrero autodidacta, es conocido como teórico de las crisis económicas y como miembro destacado del llamado comunismo de los consejos. Con catorce años, se unió a la organización juvenil de los espartaquistas y participó en la Revolución alemana. Arrestado varias veces, estuvo a punto de ser ejecutado en al menos dos ocasiones. Agotado el impulso revolucionario y frente al avance del emergente nacionalsocialismo, en 1926 decidió emigrar a Estados Unidos, donde colaboró con algunos de los emigrados de la Escuela de Frankfurt, volvió a editar el Chicagoer Arbeiter-Zeitung y se incorporó a las actividades de agitación de los wobblies. Tras la crisis de 1929, Mattick participó también activamente en el movimiento de los desempleados. Su posición en aquellos años se consolidó en una crítica ácida y continua a la socialdemocracia europea, así como al bolchevismo comunista. Su reivindicación de una lectura propiamente revolucionaria del marxismo, así como su defensa de la autonomía de la clase obrera, le llevaron a fundar algunas publicaciones y a colaborar con distintas experiencias políticas que se prolongaron hasta el final de su vida. Su crítica del keynesianismo de posguerra y el desarrollo de la tesis marxista de la inevitabilidad de la crisis y posterior colapso del capitalismo, le otorgaron un reconocimiento tardío en la rehabilitación de la crítica de los años sesenta y setenta.