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Los desastres ambientales son consecuencia de un orden social que los hace posibles nos dice Antonio Elio Brailovsky. En numerosas ocasiones, su prevención ha sido bloqueada por sectores interesados, cuyo lucro privado fue infinitamente menor al daño social que causaron sus conductas.
Por eso el tema ambiental es un tema político, y lo es muy especialmente cuando asume una dimensión trágica. Echarle la culpa a Dios, al Diablo, a la fatalidad o a la naturaleza ha sido siempre una conducta de encubrimiento por parte de esos sectores.
La historia ambiental es una herramienta de prevención. Nos ayuda a comprender por qué ocurrieron determinados sucesos y de qué manera podemos ayudar a evitar su repetición. No es casual la ausencia de historia ambiental en los contenidos de educación ambiental de índole conformista, que ponen el acento en las responsabilidades individuales y esconden los procesos sociales.