He fotografiado a mis amigos, los lugares de nuestra memoria que desaparecen, las tabernas de mis ciudades, a los vagabundos de las calles, los sin techo. He fotografiado a los que leen, sentados en un banco público, en el metro. A los perros callejeros de las ciudades a las que el progreso aún no ha sometido. A los músicos, los pincha discos, los técnicos de sonido, los productores, a los cazadores de recompensas en busca del disco perdido. Fotografío mi mundo, ese mundo nuestro de canciones e himnos, de historias callejeras, de amos sucio. Los protagonistas de este libro son ellos, los amigos que ya no están, y los que continúan, cargando sus equipos de sonido de válvulas en sus furgonetas diesel, recorriendo escenarios con sus canciones para ganar unos aplausos y un dinero que apenas da para volver a casa tal y como salieron. Todos ellos forman una escena, efímera, cambiante, y a un tiempo permanente, registrada en los surcos de esos discos que confirman nuestro mundo, nuestra escena, nuestra memoria. Fotografiados entre 2014 y 2018 con todo tipo de cámaras, con un pie en le fotografía química y otro en la digital. Anónimos y famosos, forman parte de una familia común a la que pertenecemos. Mutis
