En Pittsburgh, Ohio, se expone en 1913, por primera y única vez, la legendaria colección de pintura de Hermann Raffke. La obra central es un lienzo de Heinrich Kürz, precisamente el titulado «El gabinete de un aficionado», que muestra al coleccionista sentado entre sus cuadros. El detalle sobresaliente del lienzo reside en que este también aparece reproducido en el cuadro como parte de la colección, de modo que el vertiginoso juego del cuadro dentro del cuadro, a su vez dentro del cuadro, se va repitiendo hasta que «El gabinete de un aficionado» ya solo es un puntito. Pero aún resultan más maravillosas las transformaciones que se producen en los cuadros dentro del cuadro. Así, de una reducción a otra, en un Longhi la piazza inicialmente vacía aparece de repente poblada de máscaras; de un paisaje marroquí desaparecen paulatinamente asnos, mujeres embozadas, luego un dromedario; un boxeador recibe, en un cuadro, un uppercut y en el último yace derribado en la lona. Y ocurre algo terrible: el tan admirado lienzo es objeto de un atentado; poco después muere Raffke, que es enterrado en la pose que adopta en el
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PEREC, GEORGES
Georges Perec nació en París en 1938 y falleció en 1982. Sociólogo de formación, colaborador de numerosas revistas literarias, obtuvo el premio Renaudot con su primera novela, Las cosas. Personalidad ecléctica, fue ensayista, documentalista en neurofisiología, dramaturgo, guionista de cine, poeta, experto en acrósticos, crucigramas, lipogramas y anagramas, traductor y last but not least miembro fundamental del OuLiPo (Ouvroir de Littérature Potentielle), fundado por Raymond Queneau y el matemático François Le Lionnais. Su obra monumental La vida instrucciones de uso ganó el premio Médicis en 1978, y confirmó que Georges Perec, «el oficiante de las Mil y una noches de nuestros días» (Gilbert Lascault), era «una de las personalidades literarias más singulares del mundo, un escritor radicalmente distinto a cualquier otro» (Italo Calvino).