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Teresilla, primera novela de Ángeles Vicente, sale a la luz en los umbrales del siglo XX, en 1907. Representativa de la narrativa finisecular, es una novela-puente, en cuanto que funde rasgos postrománticos, como sus vinculaciones con el naturalismo y el melodrama, con otros propios de las inquietudes de la nueva literatura de la recién inaugurada centuria, como la crítica social, la denuncia de la situación de la mujer y la construcción innovadora del personaje femenino, así como ciertas conexiones con el simbolismo en la representación del paisaje, la expresión de las sensaciones y el uso de la parodia y la caricatura con ecos de lo grotesco. La autora plantea un tema que será una constante en su literatura posterior, coincidiendo con la mayoría de las escritoras de la época: la situación de indefensión y desprotección social ?con denuncia de la falta de preparación de la mujer y su dificultad para encontrar un trabajo digno? de una joven al verse seducida y abandonada por un matón donjuanesco.