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La precariedad, que era inicialmente un fenómeno exclusivamente laboral, se despliega y afecta cada vez a más ámbitos de las vidas de las personas. Al mismo tiempo adopta nuevas formas y se enmascara en los discrusos de distintos actores. Así, bajo el paraguas del capital humano, el emprendimineto, el cosmopolitismo y otras consignas, se ocuilta un nuevo giro en los procesos de precarización. En las sociedades dominadas por el neoliberalismo, el capital humano se inflitra en la vida cotidiana, y configura el marco desde el que individuos interpretamos nuestra trayectoria vital y tomamos decisiones, en una profundización de la empresarización de nosotros y nosoptras mismas.