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A la joven de 20 años, Elisabeth Dmitrieff, Marx la llamaba The Russian Lady. Había ido a Londres a discutir con él sobre el rol de las comunas campesinas en la revolución rusa. Allí la sorprendió la formación de la Comuna de París, en una ciudad con dos millones de habitantes. Marx le pidió que fuera como corresponsal. Ella desbordó ese rol y se transformó en comunera. Fundó la sección femenina más importante de la Iª Internacional. Organizó cooperativas de trabajo, impulsó la defensa de París con brigadas femeninas armadas de bombas incendiarias y armas de fuego en las barricadas. A pesar de todo esto su historia ha sido ignorada y continúa desaparecida incluso en Rusia. ¿Por qué? La autora de este libro, Sylvie Braibant, nos incita a pensar la respuesta.