Para envío
Porque convocamos el pasado desde múltiples lugares. Porque el ayer irrumpe en nosotros desde numerosas orillas. Porque nuestra posición de observadores es frágil y dúctil. Porque nos mueven los diversos lenguajes con los que se teje el pretérito, desde la imagen a la fotografía, desde el texto escrito a la narración oral. Porque consideramos la poética de la historia y la memoria como ariete para la retórica. Porque aceptamos la debilidad de la fortaleza académica pero no nos detenemos en reparar sus grietas (...)