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Basado en conversaciones con guardianes de la sabiduría indígena, colectivos de artistas de México, América del Sur y el Caribe, ambientalistas, feministas, micólogxs y movimientos por la defensa de la tierra, en este libro no hay protagonistas, sino colaboradores. Entre ellos habría que contar también, y principalmente, a líquenes, mohos, cordyceps, shiitakes y gírgolas. "Seamos como los hongos" es un relato de viaje por el reino Funga que transita regiones diversas como Minas Gerais, Wallmapu/Araucanía, Medellín, Barbados y Chiapas, escrito por Yasmine Ostendorf-Rodríguez, una investigadora y artista cuyas obras son producto de redes internacionales de activismo, producción estética y científica inspiradas en el micelio, la estructura reticular subterránea que integra el cuerpo vegetativo de los hongos y que puede conectar a las plantas entre sí. Los caminos propuestos por esta búsqueda conducen a una epistemología que no se construye en términos absolutos, que critica las taxonomías heredadas del patriarcado y el capitalismo colonial, pero que asume y problematiza lo heredado buscando enriquecer nuestra vida, infundiéndola con lenguas ancestrales, prácticas y estudios transdisciplinarios que tienen su laboratorio o taller en el bosque, la selva, el pantano y los suburbios de las grandes ciudades.
El entramado micélico forma un sistema ecológico fascinante y encierra una profunda utilidad como metáfora de posibles formas de pensar y organizarse. De allí que cada capítulo de "Seamos como los hongos" se plantee como una enseñanza que puede abordar la colaboración interespecies, la descolonialidad y la muerte hasta nuestra relación con la incertidumbre. Articulado a partir de los senderos abiertos por Donna Haraway y Anna Tsing, la botánica Robin Wall Kimmerer, la compositora Pauline Oliveros, o el chamán Davi Kopenawa, entre otras complicidades, este libro demuestra que fortalecer las relaciones (entre humanos y no-humanos) a través de la escucha, el respeto, la paciencia y la confianza es tan importante como salir a la calle y organizar una revuelta. O quizás sea una forma diferente de hacer política.