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En este segundo volumen de Imperio, Reforma y Modernidad se analizan los efectos que tuvo La revolución intelectual de Lutero sobre la formación imperial de
Carlos V. Tras diversas negociaciones, conversaciones, dietas, interinidades y enfrentamientos con las fuerzas reformadas, el proyecto político-religioso carolino fracasó al no ser capaz de impulsar una transformación de la iglesia católica aceptable para los reformadores moderados.
Esta actuación, que hacía del emperador el portador del ius reformandi, le era necesaria para mantener la unidad territorial del Imperio entre Alemania e Italia, pero no podía abrirse camino desde la inamovible posición de la curia romana. Al fracasar en este plan, se consolidó el imperio nacional alemán al margen del sistema urbano italiano. La consecuencia fue la novedad fundamental de un imperio alemán con dos iglesias, sabiamente dirigido por su hermano Fernando I. Este elemento fundamental obligó a una dualidad política de la Casa de Austria, que perdió la unidad directiva que había gozado con anterioridad. Ese fue el doble fracaso de Carlos V.