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Las desterradas hijas de Eva levantó un agujero negro de la memoria histórica en 2012. La autora trabajó completamente sola, desde Austria, sin ayudas ni subvenciones. Con este ensayo político afloró en todo el país la realidad de los reformatorios franquistas en manos de una institución llamada Patronato de Protección a la Mujer, que encerraba menores sin haber cometido delito alguno. Dependía del Ministerio de Justicia, y no hubo posibilidad alguna de defensa. Cientos de miles de adolescentes pasaron por esos reformatorios, y sus vidas quedaron irremediablemente marcadas. Actualmente, y tras varias reuniones con la Confer de religiosos, se tramita el perdón público con rueda de prensa a todas las supervivientes.