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Bajo la forma de un tríptico, entre el tono personal y la reflexión histórica, se aborda el papel de personajes
heroicos de la infancia como el Capitán Trueno y se evoca a su creador, Víctor Mora. Ese hilo nos conduce a la identidad revolucionaria de los jóvenes antifranquistas, las memorias de la guerra española y las desolaciones de un tiempo de confrontaciones y exterminios que se prolonga hasta nuestros días. Se hacen presentes los ecos de la guerra siria, la invasión de Ucrania y la destrucción en Gaza.
Juan Manuel Vera considera que la utilidad última del combate por la memoria no es un ajuste de cuentas
con el pasado, apela directamente a la actualidad de nuestras acciones. Recordar Auschwitz, Hiroshima o
Vorkuta nos debe enseñar que los totalitarismos y la barbarie constituyen la más peligrosa de las posibilidades de futuro que se alimentan en el presente.
