Para envío
Decía mi suegra, vallecana, que "...el hablar no tiene fin". Aquí encontramos personajes, mujeres casi siempre, como María Jesús, la farmacéutica, que hablan, que se cuentan la vida, que, a base de contarla, la construyen.
A través de estos diálogos, podemos conocer la historia de la Cani, pero también podemos ver, de fondo, la vida un grupo de personas que salen de sus pueblos y se juntan en Vallecas para vivir de nuevo. Forman allí un barrio que crece, que resiste golpes, que resurge con fuerza y que afronta el día a día con escasos recursos, pero arraigado en valores de imaginación, solidaridad y alegría. Los de aquellos gigantes que, casi de la nada, construyeron casas.
Y ahí va mi primera novela que, a mi edad, es un dejar que se abra un poco el alma y salgan las historias que había dentro, acumuladas durante una vida, pero serenas, reposadas, curadas por el tiempo y vacías de miedo.


