Marxismo queer
Heterónorma, gayo comunismo y una política para todes
Lara Alonso (Anticapitalistas), Charly Moya (Traficantes de Sueños) y MS (pediente de confirmar)
Sesión presencial y online. En Ateneo La Maliciosa - Traficantes de Sueños c/Peñuelas, 12
El marxismo ciur puede ser una de las piezas centrales para organizar las luchas futuras. A diferencia de otras perspectivas que tienden a compartimentar las opresiones —tratando la explotación económica y la violencia de género o sexual como esferas separadas—, el marxismo queer parte de la premisa de que la sexualidad, el género y la reproducción social están profundamente entrelazados con los procesos de acumulación, disciplinamiento y reproducción del capital. Desde esta perspectiva, las disidencias sexuales y de género no son un "añadido" cultural o simbólico a la lucha de clases, sino nodos centrales de resistencia y producción de vida frente a las lógicas extractivas del neoliberalismo. Pensadores como Lemebel, Kevin Floyd, Mario Mieli, Druker, Chitty o Lewis han demostrado que una crítica al capitalismo que ignore cómo se regula el deseo, cómo se controla el cuerpo, o cómo se imponen formas específicas de familia y de reproducción, está condenada a reproducir las mismas estructuras que pretende superar. En este sentido, el marxismo queer no propone simplemente incluir a las personas queer en una política de redistribución, sino transformar radicalmente las condiciones de posibilidad de lo vivible. Es una invitación a pensar desde las fisuras, desde los cuerpos que no encajan, desde los deseos que desbordan las economías del trabajo y la propiedad, para imaginar futuros donde la libertad sexual y la justicia material no sean proyectos paralelos, sino coimplicados. En un contexto de colapso ecológico, crisis reproductiva y fascistización global, el marxismo queer no es una opción identitaria más, sino puede ser una necesidad estratégica para articular resistencias que sean a la vez anticapitalistas, feministas y profundamente queer.