Si la despedida interior es cosa hecha, los últimos tiempos en el país ya no serán de rabia y rebeldía sino de ternura. Es bueno fijar esas imágenes tiernas: poseen la lucidez que sólo en la despedida se despierta. Hemos visto mil veces el café de la esquina, el árbol del patio, la cara del vecino. Pero esta mirada del que está por irse es una fotografía en blanco y negro de una alucinante nitidez. También es bueno hacer listas de lo que más nos guste para llevarlo del otro lado del charco, o de la cordillera, o de la frontera que sea; listas de cosas o de gente en las que jamás hubiéramos pensado de no ser por la partida.? Al que se va está dirigido a los que deciden abandonar el país pero también a los que se quedan, cara y ceca del fenómeno del desarraigo. La autora analiza los beneficios y sufrimientos de ser emigrantes, expulsados de la propia tierra por un sistema económico que exilia.