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El arte ecosocial se manifiesta en cada matiz de la existencia, en el entramado de las experiencias subjetivas y emocionales que son las que tejen el sentido que damos a la realidad. Las reflexiones aquí propuestas pretenden facilitar el paso hacia otro modo de habitarnos en el mundo, atendiendo a la exploración de las experiencias más básicas, precisamente porque desde lo más cotidiano se manifiesta la capacidad extraordinaria del cambio hacia otra manera de pensar.
El pensamiento nace de estructuras aprendidas y valores adquiridos; por eso, si deconstruimos sus patrones adiestrados, abrimos otras maneras de percibir, sentir y, por tanto, de hacer. Sin embargo, actuar ante los problemas ambientales que hemos creado no encuentra correlación con los valores que pautan el éxito social de las personas. La voracidad del capitalismo nos está llevando al colapso, rompiendo el equilibrio sostenible que garantiza la supervivencia de las especies del planeta.
Por tal motivo, la práctica artística ecosocial, como contrapunto, dirige su atención a la idea de ser con los otros y contribuye a transformar las relaciones utilitaristas que ejercemos sobre nuestro propio ser, sobre los demás seres y sobre nuestro entorno.