¿Aún recuerdas cómo se desobedece, como se le dice que no a la injusticia, o quizá tu espiritu rebelde se ha ido apagando con el transcurso de los años? Frente a un sistema que nos cunduce a un callejón sin salida, a sacrificar al hombre y el medio ambiente para provecho de unos cuantos priviligiados, es urgente aprender de nuevo a desobedecer. Las desigualdades van en aumento, el futuro de la humanidad está en peligro, pero todo nos disuade de un sano cuestionamiento, la enorme máquina de las distracciones gira a toda marcha, y henos aquí, reducidos al estatuto de trabajador, consumidor sometidos a los horrores economicos. Aunque desagrade a ciertos gurús de un bienestar egocéntrico, lo que hoy necesitamos no son unas pequeñas gotas de felicidad en nuestra burbuja, sino una insurrección de las conciencias contra un régimen materialista que aliena a una gran parte de la humanidad.