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Las divisiones internas y desavenencias entre los libertarios de la Península y los del exilio, junto al acomodamiento y al miedo a la ¿legalización de los organismos libertarios españoles en Francia, condujeron a una progresiva burocratización e inmovilismo del Movimiento Libertario. La esperanza de una intervención de las potencias occidentales para acabar con el régimen franquista, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, hizo entrar a la CNT y la FAI en una dinámica de espera y de negociaciones en la sombra, dejando cada vez más de lado la acción revolucionaria en la Península contra la Dictadura. Parecía que el Congreso de reunificación de la CNT en Limoges (Francia), en 1961, en el que se aprueba la constitución de un organismo «conspirativo» llamado Defensa Interior ?formado por los tres brazos del MLE: la CNT, la FAI y la FIJL? había de poner fin a esta situación. Pero pronto se vio que la voluntad de entrar en una dinámica de acción directa contra la Dictadura franquista se quedaba en papel mojado, por los numerosos obstáculos que se ponen desde las direcciones de CNT y FAI a su actuación.
Las Juventudes Libertarias, imbuidas por el espíritu de revuelta y de ruptura con las formas de organización política clásicas de los años sesenta, y formadas en buena parte por aquellos que se tuvieron que exiliar de niños o que nacieron en el exilio, se niegan a renunciar a la estrategia de activismo revolucionario aprobada por el MLE y de su seno nace el Grupo Primero de Mayo. Con el apoyo de algunos militantes experimentados, intentan hacer presente al Movimiento Libertario en las luchas obreras y estudiantiles que se desarrollaban en la Península al margen, en buena parte, de la oposición histórica «oficial». El activismo anarquista contra la Dictadura en los años sesenta y setenta influirá y será influenciado por otros grupos revolucionarios que surgen en todo Occidente, ayudando a poner sobre el tapete de la actualidad internacional la existencia de la Dictadura franquista y sus alianzas con las democracias occidentales.
Este trabajo a cargo de Octavio Alberola y Ariane Gransac, dos de los protagonistas de los hechos que se narran, fue editado por primera vez en 1975 por Ruedo Ibérico en Francia, y aún hoy en día sigue siendo imprescindible para comprender la oposición libertaria contra la Dictadura posterior a las formas de guerrilla practicadas por los Sabaté, Facerías, Caraquemada, Malsana, etc., hasta principios de los años sesenta.